He de reconocer que la primera vez que fui allí no me llamó especialmente la atención, pero con el tiempo he aprendido a admirar esa naturalidad, esa sencillez que me embriaga, esa soledad y a la vez ese lado salvaje que la llena de vida y la hace especial.
No hay nada mejor en la vida que conocerse, y quien me ha regalado esto me conoce bien. Soy de las que piensa que las cosas tienen el valor que nosotros queramos darle, y que a veces lo más esencial se encuentra en lo más simple. Nos pasamos gran parte de nuestra vida buscando aquello que nos satisface, y nos olvidamos de los pequeños detalles, de los pequeños placeres que hacen que seamos felices aunque sea por un momento.
Ya lo digo muchas veces: la vida se compone de esos pequeños momentos que al recordarlos nos hacen reír, llorar, añorar... La felicidad se encuentra en las pequeñas cosas.
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